No
nos conocemos de nada y, probablemente, jamás lleguemos a conocernos pero, a
pesar de ello, me gustaría contarte algo.
Verás,
durante toda mi vida nunca me he parado a mirar. Jamás me he fijado en las
cosas importantes, en los detalles. Siempre miré las cosas desde la
superficialidad.
Eso,
con el paso del tiempo, hizo que viera el mundo como una maraña en la que el
caos, el odio, la hipocresía, las ansias de poder y riqueza, las guerras, la
falta de tacto, la carencia de solidaridad… se mezclaban cegando a la gente;
volviéndonos seres fríos y calculadores, carentes de humanidad y conciencia.
Pero
con el paso del tiempo aprendí que hay que pararse a mirar, fijarse con
detenimiento en las cosas, indagar y parar la vista en cada detalle.
Porque
si lo haces, te das cuenta de que a pesar de todo lo malo que hay en el mundo,
siempre hay cosas buenas que superan todo eso.
Una
sonrisa, una mirada, un beso, un abrazo, una caricia, una familia reunida,
cuando una amistad nace, cuando recibimos ayuda, cuando nos valoran…
Párate
a mirar y date cuenta de que esas cosas puede que nos traigan tan solo un
pequeño y efímero instante de felicidad, pero que en el fondo es lo más grande
que no puede suceder.
Por eso, querido caminante, también
quiero decirte que la vida está llena de intentos. De modo que te pido que
nunca te des por vencido, que luches. Que sí, puede que no sirva para nada pero
por lo menos lo has intentado y, si no te ha servido esa vez tal vez ese
esfuerzo pueda serte beneficioso para otra cosa, así que te agradecería que no
hicieses como yo, que a la mínima dificultad me aparto del camino antes de
sufrir un daño considerable, todo por miedo a fracasar. Porque el camino tiene
normas:
1.
No vale salirse
del camino, NO TE RINDAS.
2.
Tampoco está
permitido dar media vuelta para enmendar tus errores, APRENDE DE ELLOS.
3.
Ante todo lo
principal es disfrutar, NO TE AGOBIES Y SÉ FELIZ.
Si
hay otra de la que me arrepiento mucho es de no creer en mí misma. Así que te
aconsejo que tú nunca dejes de creer y confiar en ti porque ¿si tú no lo haces,
quién lo va a hacer?
En
resumen, sé valiente, intenta y cree en ti mismo.
Ilusiónate,
sonríe, diviértete, juega, canta, baila, ama, equivócate y después rectifica,
vive intensamente, disfruta… Porque vida sólo hay una, y hay que aprovecharla
al máximo.
Por
lo demás no tengo nada que decirte, tan sólo una última cosa; te deseo buena suerte
en el camino y espero de verdad que seas feliz o, en su defecto, que lo
intentes.
Atentamente,
Una caminante cualquiera que está de paso
en este trayecto que es la vida.
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